siempre tía, nunca madre
hola, te quiero mucho. porfa, no me preguntes cuándo voy a ser mamá. no quiero serlo.
Recientemente, no hay nada que me active el fight or flight más que una persona indagando sobre cuándo “yo pienso tener hijos”.
Ya en los treintas, sucede más a menudo de lo que alguna vez pensé posible. Personas perfectamente extrañas se sienten cómodas preguntándome sobre mi plan de crianza a corto y a largo plazo, como si fuera información de dominio público. Me tratan como persona incompleta, incapaz de entender la complejidad de la vida hasta dar ese gran paso.
He aceptado que ante los ojos de muchas personas soy una egoísta, pero es que aún no encuentro la manera socialmente aceptable and totally chill de decir ‘científicos han indicado que para el 2050 casi todo el Planeta estará literalmente inhóspito y quienes sobrevivan tendrán que luchar entre sí por los pocos recursos naturales que quedan; also, the economy’??.
Si la encuentras, me avisas.
La realidad es que nunca fui de las que soñó con ser mamá. Entre ser hermana mayor e hija de madre soltera, capté temprano el estrago y los sacrificios de mi familia para poder darnos todo lo que necesitábamos. A pulmón de mi madre, nunca nos faltó nada. A cambio, yo debía ser una persona independiente – una mujer que resuelve. Mucho antes de sentir el colapso del capitalismo and the end of the world as we know it (derogatory), cuando pensaba en mi futuro, pensaba en flexibilidad y empoderamiento à la Sex and the City.
Let me be clear: I love kids. Me encanta rodearme de su energía, su curiosidad y su transparencia. Siento que nos enseñan lo mejor de nosotres como personas. Que son de las pocas cosas que tenemos que le van dando significado a la vida. Pero, la clara, siempre preferí ser tía.

Cuando mi mejor amiga me dijo que estaba embarazada hace dos años, el pánico me subió por el estómago. No podía creer que la persona responsable de los peores hangovers de mi carrera universitaria (and beyond) y con quien regularmente administro mis papelones iba a ser mamá – y que quería serlo.
A lo que ella me ponía al día y celebramos la saga de lo que pensábamos que era una gastritis, mi mente no dejaba de dar vueltas en lo que procesaba la información. ¿Qué íbamos a hacer? ¿Cómo iban a reaccionar sus padres? ¿Cómo se cuida de un bebé? We could barely keep each other alive! Éramos demasiado jóvenes para tener ese nivel de responsabilidad (we were 28).
En otra ocasión, visité a una de esas amigas que presenció mi transformación de niña a mujer igualmente confundida. Nos sentamos en su balcón y tuvimos otra de nuestras conversaciones existenciales, analizando desde las primeras memorias hasta las posibilidades más remotas de nuestros futuros. Hablamos sobre la vida, nuestras quejas del trabajo and how cringy it is that we had moved in with boys. También hablamos sobre la maternidad, mi amiga y su anhelo.
Acompañadas de la brisa y el silencio de la noche, tuvimos un heart-to-heart y conocí partes de ella que ni sabía que existían. La escuché mientras conversaba con calma, desplegando su plan para comenzar una familia en algún futuro próximo con una seguridad inquebrantable. Sentí emoción cuando me describió amorosamente cómo piensa darle forma a una personita que se atreva ante el mundo. Casi lloré de felicidad y esperanza por ella, por lo que soñaba. Y caí en cuenta de que verdaderamente nunca había tenido un anhelo, llamado o pensamiento como el de ella.
De niña, con lo único que soñaba era estabilidad, seguridad. Sentía – y siento – que mi responsabilidad no era la de maternar, si no la de cuidar. Y confieso que por un segundo pensé que algo en mi estaba mal.
Ha llovido desde esas conversaciones. He tenido otras. Se han celebrado nacimientos y primeros cumpleaños. La llegada de estas nuevas personas me han ofrecido otras posibilidades y perspectivas. He visto como el amor crece y se expande, y he encontrado el propósito de la vida en la sonrisa de mi sobrina. Y lo mejor de todo es que he podido apreciar todas estas bendiciones desde el lujo de ser tía (y la más cool del mundo, y’all can fight amongst yourselves).
Nuestra generación ha roto ciclos generacionales para finalmente apostar a la calidad de vida. Enfrentamos barreras políticas y sociales históricas todos los días. A pesar de la explotación que sufrimos, estamos conscientes de sus efectos y luchamos para dejar mejores caminos para quienes vienen. Entendemos íntimamente la necesidad de la vulnerabilidad humana porque nos comprometemos a reconstruirla.
Quizás si las condiciones fueran distintas, mi decisión también lo sería. A veces pienso en cómo la oportunidad de formar a nuestras familias como queremos también es una de esas deudas.
Si tuviéramos servicios médicos de calidad para atender a personas embarazadas a tiempo y saludablemente; si tuviéramos soluciones a la crisis climática con perspectiva humana; si nuestro sistema económico pudiese fortalecer y empoderar a las familias trabajadoras; si el tendido eléctrico no estuviera a un soplo de colapsar; si no tuviéramos que emigrar.
No soy una persona errada, ni incompleta. Mi capacidad de disfrutar de mi vida, de amar y participar del cuidado colectivo de quienes vienen no depende de nuestra decisión sobre traer vida al mundo.
Pregúntame quién quiero ser, a quién puedo cuidar y proteger. A lo mejor en una de esas nos rescatamos.
Contigo en crisis,
ale-marie
“Recientemente me he enfrentado con el hecho de que soy poco asertiva con mis necesidades. Tanto así que me he dado cuenta que me he acostumbrado tanto a acomodarme por cumplir con los deseos de personas importantes en mi vida (I am talking about you, mom!). ¿Qué consejo tienes para romper con las expectativas de otros, en especial personas que son bien importantes en nuestras vidas (pareja, madres, padres, mejores amigos)?”
Esta es necesaria, pero fuerte.
Sacudir las expectativas ajenas empieza por las que proyectamos. Esto es algo que he estado trabajando mucho también. La pasé mal al principio porque la mera anticipación de las reacciones de otras personas me paralizaba. Pero esa sensación también tenía mucho que contarme. Al final entendí que quienes te quieren y quieren lo mejor para ti siempre pondrán de su parte para entenderte. Solo tienes que comunicar tus necesidades.
Son pocas las personas que verdaderamente quieren causar daño. Si tu bienestar amenaza el de otra persona, ahí no es.
Sentí que estaba hablando yo 🤯🔥❤️🔥
Amo con mi vida a mis sobrines pero el solo pensar en tener que hacerme cargo de un niño hasta su adultez makes me break out in hives. Por eso, siempre la tia cool y artistica, nunca madre.