cuando me imaginé el fin del mundo, lo visualicé mucho más emocionante. años de ciencia ficción me hicieron pensar que habría muchísima más conmoción, quizás la participación de uno que otro extraterrestre. instead, there *might* be aliens in the deep ocean (no there’s not), pero lamentablemente, no tiene tanto precedente como el regreso – by popular demand, apparently – del fascismo.
cause the world ended. right?
como muchas personas a mi alrededor, cargo con la decepción por los resultados de estas elecciones. más que nada, estoy adolorida, desilusionada con lo que nos dejan y lo que permiten. it’s been open season on anyone who gives a fuck. nos llaman ‘malas perdedoras’ (o abiertamente dicen lo que pretenden hacer con nuestros cuerpos) mientras se aferran al poder político al son de violencia, odio, miedo y fraude.
pero aún intento entender cómo un proceso eleccionario hizo de nuestro futuro y posibilidades cosas que se ganan y se pierden.
lo más difícil de todo este proceso no ha sido ver lo rápido que pudimos deshacer la ilusión de una ‘democracia participativa’. lo más difícil ha sido ver con cuánto entusiasmo pudimos hacerlo. no ando catatónica, actualizando todos los feeds en mi teléfono porque perdió x candidato o partido; mi sistema nervioso aún intenta procesar cómo mi mundo se fracturó en mil pedazos ante la destrucción del contrato social al que entendía que nos habíamos comprometido.
mientras intento absorber toda la incertidumbre del porvenir como mecanismo preventivo, no logro superar el sentimiento de traición. desconfío de ese 39% invisible que nos sometió a más de lo mismo. por algún motivo – maybe basic human empathy – pensé que triunfaría la humanidad y la esperanza. pensé que la misma cría que removió escombros entre terremotos y huracanes también removería estas amenazas salvajes a nuestras tierras, playas – vidas.
no quiero pecar de ingenua. me consta que las elecciones son procesos cívicos que se dan cada cuatro años. son una de muchas alternativas para exigir y ejercer cambio social y político. conozco de cerca cómo la transformación de nuestras condiciones y futuros se ejerce día a día en las calles. es a través de nuestras comunidades que se logra la dignidad que siempre merecimos por nacer. ¿pero cómo ignorar las consecuencias tangibles que tienen las elecciones en nuestras vidas?
hemos sobrevivido dos años en un puñado de semanas. todos los días, armamos el rompecabezas con cada actualización macabra sobre el próximo (y quizás último) gobierno de turno en los estados unidos. atestiguar a “the land of the free” entregarle las llaves de la casa blanca al autoritarismo desatará una ola de odio, violencia y cambios preocupantes en política. ¿entender su condena desde la colonia? the destruction will be livestreamed – disponible a través de todas las plataformas.
y a pesar de que estoy convencida de que el mundo se acabó hace ya dos semanas, el sol y la luna continúan sus bailes. aún nos levantamos a ‘dignificarnos’ en el trabajo, pagar nuestras facturas, y enviar nuestros correos electrónicos. seguimos en automático, con la ilusión de sentirnos de vuelta a algo remotamente ‘normal’ cualquiera de estos días.
sin contestaciones — pero contigo en crisis,
ale-marie
Te acompaño en sentimiento. También tuve la ilusión hasta que en la fila para votar en un pueblo fuera de la metro escuché a los viejitos hablar de cómo rajaban la palma desde los 60’s, después vi que la fila estaba llena de viejitos que a pesar de haber pasado a este siglo, su mentalidad se quedó en el pasado. El vivo ejemplo de “palo que nace virao’, jamás su tronco endereza”. Faltará, pero algún día sí seremos más.
Es tiempo de much reflexión y ver como nos cuidamos a nosotros y a los nuestros.