para efectos de esta entrada, necesito que me imagines parada al lado de una ventana, fumando un pincho a la luz de la luna.
este mayo desperté al balde frío de agua que es descubrir el paso de una década desde mi graduación universitaria. como asunto muy normal para cualquier persona que enfrenta su mortalidad, la magnitud de este aniversario desató una pequeña crisis existencial. en mi mente, sólo han pasado un puñado de años desde que me despedí de las amistades, el campus que fue mi hogar por cuatro años y la debacle del color del traje (sí, ese traje).1 pero ante mi reflexión en el espejo, hace ya unos años que no me saluda una joven-¿niña?-adulta aterrada, sin la más mínima idea de lo que viene después. en su lugar, me saluda el mismo rostro, un poco más maduro y con líneas que empiezan a celebrar cada año vivido. y qué más remedio que sonreír al recordar con ternura, empatía y agradecimiento a esa persona – esa versión de mí – que se enfrentó al mundo su segundo piso.
a mis 18 años, empaqué toda mi vida en cajas y el corazón de mi madre en una de dos maletas. me convertí en una más de esas hijas con el privilegio y la desgracia de irse del país en búsqueda del ‘progreso’. y eran tiempos más sencillos: vivíamos en un mundo donde aún existía el bacardí 151, mis amistades nunca estaban a más de un bloque de distancia, las redes sociales aún eran personales, y mis preocupaciones giraban en torno a proyectos de investigación, el estudio-y-trabajo y mi desempeño académico como únicos requisitos para sobrevivir. luego de cuatro años, casi todos (y agraciadamente) documentados únicamente en snapchat, me gradué summa cum laude, con amistades que aún son parte activa de mi vida y la promesa de un futuro lleno de éxito y movilidad social para cumplir con la obligación contractual de pagar mis préstamos estudiantiles.
and it all pretty much came crashing down cuando me levanté tan solo 24 horas más tarde, sola y nuevamente rodeada de cajas y maletas, en una dieta estricta de cool mint chocolate cliff bars y redbull por falta de dinero y tiempo entre tres trabajos con turnos diarios. he trabajado desde que tengo 15 años, pero ¿cómo se dice ‘reality check’?
propaganda i’m not falling for? “los 20s son los mejores años de tu vida.”
encuentro criminal lo poco que se habla sobre la soledad y la tristeza que experimentamos en nuestra adultez temprana. por miedo a no demostrar ignorancia o vulnerabilidad, vivimos en silencio durante una de las transiciones más formativas y ahogadas en melancolía. improvisamos todos los días, pero vivir en ese caos parece más seguro que simplemente aceptar el no saber lo que hacemos. “afortunadamente” para mí, la pandemia y el golpe a lo digital me agarró a finales de mis veintes, porque no puedo imaginar cuán más cruel puede ser tener que aprender sobre las contradicciones del mundo en uno de vigilancia y conformidad, aisladas de comunidad al menos paguemos el precio de admisión.
no es una queja – puedo decir que la pasé bastante bien durante mis veinte-y-tantos. luego de graduarme y endeudarme aún más para lograr una mudanza, empecé mi vida de ‘nena grande’ en una gran ciudad. me enamoré varias veces, cometí mi peso en errores, y aprendí de todas esas experiencias. hice nuevas amistades y fortalecí las de toda la vida. regresé a mi país con miedo pero sin la duda, y me di más de una oportunidad – todas las necesarias – para recomenzar. y aún así, repetiría mi adolescencia dos veces antes de tener 25 años de nuevo.
año tras año, la sociedad recibe un nuevo cohorte de personas jóvenes que por edad o circunstancia se gradúan a la brega. transicionamos de una etapa enteramente estructurada a otra donde no tenemos más remedio que improvisar diariamente. porque a pesar de ya ser adultas en papel, somos muy grandes para el apoyo y muy niñas para tener algo de valor que decir de la vida. por lo menos mientras estudiábamos, nuestros errores eran atribuibles a nuestra edad, las hormonas y el sentido de invencibilidad único a la juventud que experimenta en un ambiente seguro. pero el andamiaje creado para asegurar nuestra supervivencia nos expulsa tan rápido como tiramos el birrete (nevermind our frontal lobe doesn’t fully develop until after age 25), declarándonos las personas adultas designadas sin comité de bienvenida pero con hora de entrada.
there’s no way to live a perfect life in your 20s. es científicamente imposible. serás otra persona antes del brillo de la próxima luna. no es sobre cometer errores – eso es lo fácil, lo inevitable. cuando estrenamos nuestra libertad, both a threat and a promise, carecemos de la perspectiva necesaria para entender que no se supone que sean nuestros mejores años, sino el punto de partida para el resto de nuestras vidas. reímos, lloramos, amamos y hacemos las pases con los dolores de crecimiento para entender lo que queremos y – mejor aún – lo que no.
en lo personal, no sé lo que hago la mayoría del tiempo. todos los días me levanto a la guerra interior de seguir mis sueños versus escoger la practicidad, mientras cumplo con todos los requisitos y las expectativas de ser una persona funcional. soy una profesional con más de una década de experiencia, y aún así uso google más de lo que debería. aún no sé qué se supone que elija a la hora de escoger la retención de mi contribución de ingresos (y ya a estas alturas no me atrevo a preguntar porque lo creo demasiado tarde). no soy dueña de casa y tampoco recuerdo la última vez que limpié los filtros del aire acondicionado. pero por primera vez, no siento la necesidad de tener las contestaciones. reconozco la capacidad que tengo para resolver cada crisis, tormenta o avería.
el mundo se acabará mil veces, pero volveremos a empezar mil y unas más. lo mejor que nos da nuestra residencia en este planeta es la oportunidad de crecer, cambiar de opiniones y crear nuevos imaginarios. no estamos estancadas mientras sigamos cambiando. despiertas, la vidas a penas comienza.
un día, cuando menos lo esperes, llegarás al espejo a tomar inventario del tiempo. verás en ti todas las versiones que una vez te ayudaron a sobrevivir. ¿por qué limitarse a una década cuando hay toda una vida por delante?
contigo en crisis,
ale-marie
En el 2015, el mundo se paralizó ante el debate global de y feroz de #DressGate, sobre el color de un traje fotografiado y publicado a las redes sociales. It was mutiny. People were ready to go to war. La pasamos tan bien.
Facts. No entiendo el culto a la juventud y a los 20s. Sí, está cool que no te duela el cuerpo después de una noche bailando, PERO internamente uno está bien sola/confundida. (At least, I was.) And although life is still confusing, and I probably have less people around now, me siento más sostenida y definitivamente me doy más cariño propio/gracia/amor a mis 30. Pero honestamente creo que mi peak va ser a los 80s. Las doñas dgaf.
Oye es verdad, mucha estructura que seguir a principios de vida y luego estamos a nuestra propia merced. Solo q no es sola a la nuestra si no también a la merced de a lo que la sociedad en ese momento esté atravesando. Son tiempos muy raros para que nos haya tocado figure stuff out, pero estas palabras se sienten como un abracito de solidaridad. Sé que lo que viene será bueno porque es producto de todos esos cantazos y realizaciones (individuales y colectivas) que hemos tenido hasta hoy. Y contra, debe ser mejor, ¿no? Espero que sea mejor. Upwards and onwards. Sigue escribiendo que te leemos 🩷