re: tu relación tóxica con los domingos
una guía millennial para sobrevivir los Sunday Scaries™
Creo que de pequeña visualicé cómo quería sentir la felicidad. Me veía en mi adultez joven, maravillosamente bailando en el mismo medio del cuarto en medias y ropa interior mientras la música llenaba el espacio. A través de la ventana se veía la lluvia que caía a medio día enfriando la brisa. Sonreía como Carrie Bradshaw en un momento de autodescubrimiento. Era domingo.
En práctica, la dinámica es muy diferente. Esas instancias son más irregulares, menos comunes. Estoy en pijama, pero en vez de escuchar música y flotar por mi cuarto, estoy tirada en el sofá a las 9:00pm viendo el tercer episodio consecutivo de Bones (currently binging – y twelve-year-old me *is thriving*!). No es domingo; es un jueves por la noche cuando no se trabaja viernes. No es felicidad, es el placer único del alivio. Esos días, trato de pensar lo menos posible en cuánto falta para el domingo.
Aún así, hay algo que encuentro tan romántico del primer día de la semana (o último, depende de cómo lo veas). Todo desacelera. Un día a la semana, nos sumamos al resto del reino animal y nos echamos a dormir a la brisa, descansando sin tener que estar. Except for the fact que – fácilmente – lo que me provocan los domingos es una ansiedad que me llega hasta los huesos. Hasta hace muy poco, lo único que podía hacer los domingos era contar las horas hasta tener que acostarme a dormir, para descansar al menos siete horas, para levantarme a las seis y media, para empezar el día de trabajo, para hacerlo todo de nuevo.
Si tan solo de leer el último párrafo se te aceleró el pulso, mis disculpas, pero same. Esa sensación que nos comienza a ahogar los domingos está solo en tu cabeza, pero no la hace menos real. Si en algún (o todos) los domingos has sentido desde ansiedad hasta dolor de estómago en anticipación de regresar al trabajo, puede que estés sobreviviendo con los Sunday Scaries™. Básicamente, los ‘sunday scaries’ son una combinación de miedo y ansiedad que afecta a muchísimas personas ante la expectativa del comienzo de la semana de trabajo. Puede causar desde el mal dormir hasta el insomnio porque, I know, I’ve been there. El resumen del resumen: es un fenómeno muy real y demasiado común entre Millennials y Gen Z que responde a nuestra cultura alrededor del trabajo y el capitalismo (si no has leído ‘hay una vida después del trabajo’, apúntalo como tarea).
En algún momento y sin darnos cuenta, condicionamos al cuerpo. Nos levantamos día tras día, al menos cinco días a la semana a trabajar, muchas veces más de lo que podemos. Tenemos la responsabilidad de proveer para nuestras familias o nosotres mismes. El descanso se convierte en más bien echarse a contar las horas hasta el próximo turno de trabajo. Porque aunque tengamos mucho que agradecerle a nuestras vidas, tenemos que pagar la deuda de existir.
The odds are most definitely not in our favor: 1 de cada 5 millennials vive bajo los niveles de pobreza. No todes experimentamos el mismo grado de necesidad, pero todes estamos a un estornudo de irnos por el abismo. Al momento que sentimos algo parecido a la estabilidad, algún ejecutivo nos culpa por no poder comprarle otro mega yate o acabar con la industria de los diamantes o la vivienda. Somos personas adultas recientes que llegamos a un sistema que era “first come, first serve” y eso se agotó en los 90s, cuando la persona millennial con más edad tendría apenas unos 10 o 12 años.
El punto es que el sistema está tan y tan jodido, que nos hemos tenido que conformar con una vida que gira en torno a trabajar y descansar para ir al trabajo. Vivimos en un tipo de hamster wheel of doom, donde los días se mezclan con las semanas y los meses, y solo vemos el pasar del tiempo cuando las tiendas comienzan a sonar el palote que es Bombazo Navideño *Dos*.
Y ya, no es que *literalmente* le tengamos miedo a los domingos. Pero sí le huimos a la ansiedad que nos provoca el tener que estar alertas y produciendo para garantizar nuestra estabilidad física, mental, emocional. Le corremos tanto a las presiones diarias y expectativas inhumanas que terminamos yendo en círculos, cocinándonos en la ansiedad prematura que buscamos evitar.
Si tan limitado es nuestro tiempo de disfrute y descanso, nos toca tomar medidas serias para hacerlo valer la pena. Mereces una vida más allá de la anticipación de los domingos.
Mi humilde propuesta es tomarte la idea de sentir placer y descansar bien pero que bien personal – aunque no lo quieras escuchar. Recuperar la paz los domingos requiere pensar en nuestra alegría como algo que no se puede transgredir. Es defender tu tiempo de curiosidad y juego (sí juego, de jugar, porque por alguna razón nos creímos el cuento de que el juego es solo para la niñez), tratarlo como algo indispensable. Es comprometerte a que, pase lo que pase, harás todo lo posible de hacer algo por ti y para ti, que te permita la oportunidad de un día o una tarde feliz.
Somos el único animal en el planeta Tierra que se gasta un día entero lamentando el próximo. Es hora de recordar que existimos en una gran roca flotante dando vueltas en el universo. Tenemos que confiar que hacemos lo mejor que podemos con lo que tenemos. Nos urge entender que a duras penas sobrevivimos las condiciones que heredamos, y que nadie nunca nos entregó manual o nos dijo qué estaba pasando. Tenemos que internalizar, de una vez y por todas, que aunque hay cosas en esta vida que no podemos escapar, hay otras que podemos priorizar para rescatar nuestra humanidad.
Vete de paseo. Explora un lugar nuevo. Cocina algo diferente y rico. Llama a alguien por teléfono y ten una conversación de horas, sin propósito. Lee un libro que llevas procrastinando. Juega un videojuego. Comienza aquel proyecto al que le tienes miedo. Ve La Casa de los Famosos. Vota por Maripily. Separa una tarde completa con el único propósito de conectar, pasarla bien y sobrevivir, rinse and repeat.
Merecemos disfrutar la vida que trabajamos. No podemos hacerlo debajo de las sábanas, intentando encontrar en ellas el sentido de la vida. Con esto en mente, ¿cómo visualizas la felicidad para ti, aquí y ahora?
Contigo en crisis,
ale-marie
PD: ¿Me haces un favor? Sin importar cuándo leas esta entrada, planifica hacer algo nuevo el domingo. Haz algo divertido, sin importar cuán sencillo. Tan pronto te levantes, lucha contra el pensamiento de que tienes poco tiempo y haz lo prometido. Regálate una tarde para reír, ser, estar, pertenecer. Comparte tu día conmigo etiquetándome en Instagram o escribiéndome por correo electrónico a hola@perfectamentenormal.com.
“Definitivamente el dating scene actual está algaro. Muchísima gente buscando solo algo casual, y con muy poca honestidad. Estuve hablando con este muchacho y él inició la conversación e inició el approach para salir. Me escribía diariamente y frecuentemente me daba ideas de dates y me decía que quería verme y compartir conmigo. Yo de una hice el acercamiento de aclarar que no quería sexo casual y el me aseguró que el tampoco estaba buscando eso. Demás está decir que he tried to make a move on me cuando nos vimos por primera vez. Luego tuve una conversación con él en la cual me dijo que no se sentía listo para nada y que está pasando por una situación complicada, lo que me lleva a considerar; ¿¿¿¿por qué no me lo dijo desde un principio???? Además de esta situación me he encontrado en múltiples conversaciones en las que el único objetivo es tener sexo casual e intentos constantes de que envíe fotos a pesar de que he sido clara de que esto no me interesa. Es súper frustrante y realmente esto me ha hecho apartarme del dating scene porque me cansa pasar por lo mismo una y otra vez. ¡Anyways, estoy segura de que deben haber otras chicas en las mismas!”
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🇵🇸 DONA A UN CAMPUS BAIL FUND 🍉✨
Por las pasadas semanas, estudiantes a través de todos los Estados Unidos se han movilizado y ocupado sus recintos para exigirle a sus instituciones que desinviertan y pongan fin a sus vínculos con Israel. Su protesta en contra al genocidio y ecocidio en Palestina ha sido recibida con violencia militar y criminalización.
Sunday Scaries are TOO REAL. Vivo actualmente en San Juan pero soy natural de Añasco y mi esposo es de Rincón. Usualmente bajamos los fines de semana, de sábado pa domingo, a visitar a la familia. El trip de regreso los domingos...WOW, qué cosa más pesada y frustrante. Precisamente porque nos cae la pesadez que mañana volvemos a la rutina del trabajo y de la sobrevivencia en este bendito país. Creo que a veces lo manejo bien y otras veces se me quiere caer el mundo encima, pero seguimos bregándolo.
De seguro el día que más ansiedad me ocasiona, cuando debe ser uno descanso ugh.😮💨