sentirte mal ahora mismo is a good thing, actually.
de hipernormalización y otros recordatorios para aferrarte a tu humanidad.
recuerdo que para los 90s, cuando la programación local era abundante y aún se robaba cable antes de compartir contraseñas de streaming, todos los domingos se transmitían episodios nuevos de mira que tvo por telemundo. animado por red shadow y luisa de los ríos, tvo funcionaba como el programa criollo de bromas, consistiendo casi exclusivamente en aterrorizar a la ciudadanía puertorriqueña para capturar sus reacciones a través de cámaras escondidas.1 era un punk’d antes de que punk’d fuera posible, excepto que en vez de celebridades, podías ver a tu abuelo perdiendo toda la cordura en televisión nacional con un laugh track de fondo.
no es necesariamente el origin story de mi ansiedad, pero sí puedo admitir que para ser una niña de siete años, me afectaba demasiado la posibilidad de terminar en un episodio de tvo. vivía con la angustia de caer en la redada de cámaras escondidas, parada ahí, agarrándome el pecho y el restante de mi dignidad mientras uno de los animadores se revelaba gritando “¡mira que te veo!”. obviamente, la experiencia conformaba parte del club de mis miedos irracionales, archivado justo entre los tiburones y las cucarachas voladoras.

en el 2006, el antropólogo ruso alexei yurchak acuñó el concepto hipernormalización para describir el estado social y cultural de la unión soviética en sus últimos años. en aquel entonces, todas las personas sobrevivían – existían – reconociendo que tanto el sistema político como el contrato social que habitaban estaban quebrados, recostados de discursos falsos y realidades fragmentadas. a pesar de reconocer las circunstancias, las personas se veían obligadas a continuar sin imaginar alternativas viables, pretendiendo que todo estaba normal dentro de lo absurdo pero cotidiano. el mundo como lo conocían había dejado de existir, pero aún se veían obligadas a habitar en las sombras de lo que alguna vez fue.
hoy en día, el término se atribuye más a la aceptación colectiva de una realidad distorsionada que a la caída de la unión soviética. apalabra lo que es el sobrevivir una normalización forzada de todo lo ilógico que nos rodea, a pesar de saber y sentir que todo se derrumba. explica el por qué sentimos una parálisis emocional, un split. mientras nuestro diario parece seguir los modelos de lo mismo de siempre™ con algunas leves modificaciones, entendemos íntimamente la disonancia de que nada volverá a ser como antes y que lo que se aproxima es tanto inimaginable como incierto. todo se torna trágico e inevitable.
estos días, me la paso mirando a mi alrededor. busco entre las caras de la gente un reconocimiento de lo absurdo que nos rodea. ando mendigando conversaciones con personas extrañas, rogando por la oportunidad de exhalar todo lo aguantado por miedo a reventar entre la crisis y lo que se siente cada día más distópico.
por primera vez en mi vida le pido a un animador desconocido que se revele – que salte a la vista con sus productores, camarógrafos y el resto de su ganga. que me mire a los ojos mientras se ríe de mi angustia fabricada, anunciando que la crisis climática, la venta de mi terruño, la vuelta al fascismo y los genocidios transmitidos en vivo son solo parte de una broma elaborada a través de los años. que no solo me gano mi primer hogar y $1m de dólares por daños emocionales, si no que la culminación de este operativo resulta en un mundo lleno de paz, armonía, baking a cake made out of rainbow and smiles and everyone would eat and be happy.
la realidad que vivimos, sin embargo, es inédita. no hay interrupción, cancelaciones por falta de ratings, ni pausas comerciales. nos toca vivir, resistir desde donde estamos paradas, a pesar de la sensación de disonancia que nos llega hasta los huesos.
hay una luz al final del túnel: mientras más sienta esa ruptura en mi y en ti, me aferro a la humanidad que se niega a soltarnos. a pesar de lo incierto, reconocemos la necesidad de una realidad que nos cobije a todas, que sea más que capaz de hacerlo. la disonancia como un recordatorio de que aún hay camino para recorrer y rescatar.
¿qué pasaría si dejáramos de pretender que todo está bien? ¿si nos atreviéramos a nombrar lo que está roto, a reconocer que la normalidad que habitamos es cualquier cosa menos normal? tal vez ahí, en ese reconocimiento, encontremos los espacios para imaginar un mundo nuevo.
contigo en crisis,
ale-marie
Mira Que TVO fue uno de los programas locales más exitosos de esa última cepa de programación hecha en casa. En el 2010 fue resucitado con la moderación de Tita Guerrero hasta su cierre en el 2012 por falta de ratings efectivos. No tengo las fechas exactas de la duración de su primera transmisión, pero como el universo es asunto curioso, mientras escribía esta entrada me encontré con el mismísimo Red Shadow sentado a la mesa de al lado. Intercambiamos contactos y ahora espero por su actualización. ¡Un win para los terceros espacios!